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Cuentos y relatos de un nuevo mundo

Página 1

Armonía

El comienzo de esta historia transcurre durante el mes 1 del año 21 (año 599-602 aprox en tiempo prístino) del Waki-Reya.



En la gran y sucia ciudad de Seilu(*), vivían millones de personas que, sin darse cuenta, o dándose cuenta y no queriendo reconocerlo, se peleaban y pisoteaban a diario, todo, para ganar alguna mísera remuneración económica. Seilu-Áskawuera el verdadero nombre de la ciudad, literalmente significaba nueva y última. Última, en el sentido de que no podría verse superada por ninguna otra ciudad futura, y nueva, pues porque simplemente era de construcción reciente. Se decía que sería la ciudad del mañana, donde nadie pasaría hambre, o donde todos tendrían un hogar digno. Pero, pasados unos meses (años en tiempo prístino) desde su construcción, la gente empezó a llamarla solo Seilu, pues, la corrupción y la miseria llegaron a esta ciudad como una plaga de insectos. Irónicamente, fue toda la propaganda que se hizo a favor de esta ciudad lo que atrajo a los ladrones y mafiosos más detestables del mundo.


En su interior, vivían los Gakq(*), una familia de músicos conocidos por el mundo entero. La cantidad de personas que la componían era enorme, y cada uno de los integrantes tenía un talento sin igual en el mundo musical. La familia seguía unas normas rigurosas, y estas, eran lo que les había permitido alcanzar la fama a niveles desmesurados. Los Gakq no permitían que dos miembros de la familia tocasen el mismo instrumento, o que se hiciesen competencia dentro de un mismo género musical, así, se disminuían las disputas familiares, y se aumentaban las probabilidades de éxito de los miembros.


A la cabeza de la familia, nos encontramos con Heul Gakq(*), un serio y circunspecto anciano, al que poco le faltaba para dejar el mundo de los vivos. A pesar de su más que extensa edad, ningún pariente lo tomaba a la ligera o le faltaba un ápice al respeto. Lo único que no hacía sombra a su severidad, era su extraordinario manejo con la revi(*); un instrumento de viento, hecho de madera noble, con forma de media luna.


Pero, esta historia se centra en otro personaje, Pepixy(*), y aunque su nombre no infunda demasiado temor, algún kóese convertiría en uno de los mayores compositores musicales de su tiempo. Pepixy era el tataranieto del gran Heul, y, todos sus ancestros, desde Heul hasta su padre, habían triunfado clamorosamente en las bellas artes musicales; así que, todos esperaban que Pepixy fuera un majestuoso maestro musical.


Pepixy aún no había alcanzado la edad para que se le seccionase un instrumento, el cual, debería tocar de por vida hasta que la vejez le impidiese coordinar correctamente los sutiles movimientos necesarios parar producir sus melodías. Según la tradición, el instrumento de una persona debía ser el mismo que había tocado durante su vida el último fallecido de la familia. No era difícil adivinar que a Pepixy le tocaría ejercer como revigki(*), es decir, que tendría que entregarse por completo al manejo de la revi. Se consideraba un gran honor poder tocar la revi, y continuar así, con el preciado legado del cabeza de familia. Pero, Pepixy no lo sentía como tal, él deseaba otra clase de vida, una que hubiese elegido él, y que no le hubiera sido predestinada por decisión de otros.


Los padres de Pepixy, ansiosos por que su hijo comenzase a tocar la revi, decidieron comenzar con las clases de Pepixyen secreto, antes de que Heulmuriera; lo cual, estaba terminantemente prohibido. Además, para quitarse de en medio a Heul, lo asesinaron fríamente mientras dormía con un fuerte veneno. En esa ciudad la ley amparaba a los que querían quitarse la vida voluntariamente, solo, si padecían de una enfermedad física o mental que les causase un dolor insoportable, así que, para exculparse del crimen, los padres de Pepixyfalsificaron una nota que se suponía había escrito Heul. La nota rogaba a ambos que lo matasen, pues, no soportaba como el tiempo y la vejez lo habían tratado.


La intención de una investigación extensa y laboriosa se deshizo en el aire. Nadie presentó cargos contra los asesinos, ya que, todos conocían el enorme poder que poseía la rama principal de los Gakq, y nadie se atrevía a enfrentarse a ellos. Pepixy, ya había comenzado con las prácticas de revi, y se le daba francamente bien. Su talento natural brillaba como una estrella del sur cuando tocaba aquel instrumento de reyes y bufones. Aun así, cuanto más tocaba, más le exigían sus padres; cada vez con más complejidad, como si fuese un círculo vicioso que nunca se acababa. Pepixyestaba tan frustrado que había pensado en escapar de casa y de esa ciudad, o incluso, en quitarse la vida.


Un kóe, Pepixyestaba paseando por las laberínticas calles de Seilu, cuando se encontró con algo inesperado. Pepixy casi se conocía las calles de memoria, solía salir a pasear cuando sus padres no estaban en casa, y estos salían mucho a lujosas fiestas en el extranjero, así que, Pepixy aprovechaba para distraerse un rato. Esos eran los únicos momentos en los que podía dejar de tocar la revi, y contemplar con desasosiego, como, si hubiera tenido tiempo para soñar, sus sueños se estarían escapando.


En una estrecha callejuela, colmada de pequeños puestos con frutas y verduras pasadas de tiempo, se encontró cara a cara con un muchachete nvnayu(*), flacucho y de facciones extremadamente delgadas. Tenía la barriga hinchada por la falta de comida, y, sus brazos y piernas eran tan finos que un brazalete de mujer podría haberlos recorrido enteros sin atorarse. Pero, aun así, una radiante sonrisa se dibujaba en su rostro. El crío estaba jugueteando con unas latas, como si estuviese tocando unos tambores. No se había quitado la gorra para que la gente dejase dinero sobre ella, simplemente estaba divirtiéndose, sin ningún objetivo, ni siquiera para ganar algo de dinero con su rítmico bailoteo.


Pepixy se quedó impresionado, las risas y sonrisas de aquel niño le daban algo de envidia, se preguntaba cómo podía alguien ser tan feliz con tan poco, y pensaba que él jamás llegaría a ser así de feliz. Se acercó con timidez al chico de las latas, y le preguntó cómo es que estaba tan contento. El chico nvnayu paró de inmediato y le pidió perdón a Pepixy, se disculpó por molestarle con sus ruidos y se fue corriendo por un callejón. Pepixy lo siguió, pero no logró alcanzarlo, aquel chico parecía conocer todos los posibles escondrijos y atajos necesarios para dejar atrás a cualquiera.

Pepixy volvió durante los siguientes kóef, con la esperanza, de encontrarse al chico nvnayu de la espléndida sonrisa; buscó durante mucho tiempo, y al final lo encontró. Estaba en otro rincón, dos calles más abajo de su primer encuentro. Estaba tocando de nuevo las latas como si fuesen unos bongos, pero esta vez se había quitado la gorra para limosnear un poco. Detrás de él, había una figura algo más grande que él, envuelta en grandes y viejos mantos. Se trataba de su anciana madre, que, debido a una enfermedad, no podía trabajar más y se veía obligada a mendigar en las calles con la ayuda de su hijo. Pepixy se acercó cautelosamente, para que esta vez, el chico no saliese corriendo. Cuando se puso frente a él, dijo:


— Hola. Por favor no salgas corriendo, no quiero hacerte nada malo.

El muchacho paró de tocar, pero mantuvo la cabeza gacha y no dijo ni una palabra.

— Toma, no te haré daño —dijo mientras le dejaba algo de dinero en la gorra—. Solo quería preguntarte una cosa.

— ¡Muchas gracias, señor! —exclamó de repente, cuando vio todo lo que Pepixyle había dejado. ¡Pregunte, pregunte!, ¿qué quiere saber?

— ¿Por qué te fuiste el otro kóecuando te hablé?, y no hace falta que me hables de usted, solo tendré unos pocos meses(años en tiempo prístino) más que tú.

— Oh…, yo no quería problemas, acababa de encontrarme con estas latas vacías, y me puse tan contento que empecé a tocarlas ahí mismo. No sabía si te había molestado, así que me fui, no quería que me denunciaras y me detuvieran. ¿Quién habría cuidado de mi madre entonces? —dijo esto último, mirando al gran bulto de mantas, donde ahora asomaban un par de viejos y cansados ojos.

— Entiendo, pero ¿por qué estabas tan contento por haber encontrado unas latas en la basura?

— ¡Mira, mira, no son latas normales! Nadie las ha aplastado después de comerse lo de dentro, y como están bien puedo utilizarlas para tocar música, la gente apreces me da un poco de dinero si lo hago bien.

— Se dice “a veces”.

— No, qué va, se dice “apreces”. ¡Ja, no sabes hablar! —se burló de Pepixy, mientras le sacaba la lengua y se reía en voz alta.

— Bueno, qué más da —contestó, poniendo los ojos en blanco—. Pero, aun con las latas eres pobre, ¿no pasas hambre y frío?

— Sí, un poco —dijo, mientras miraba al suelo; y su expresión se tornó algo más triste. Aunque, en seguida recobró su característica jovialidad, y le contestó—. Pero, si me voy a buscar un futuro mejor, no podría cuidar de mi madre —dijo, mientras sonreía, y daba unas palmadas a la cabeza envuelta en las mantas.


El gran montón de mantas harapientas contestó al muchacho con un lento parpadeo y apoyando la cabeza sobre el ligero cuerpo de su hijo.


Pepixy se sentía muy triste por lo que estaba viendo, le dolía mucho ver como una madre se veía obligada a depender de su propio hijo para sobrevivir. Pero, lo que le dolía aún más, era saber que aquel sonriente angelito nvnayuse sentía feliz con esa vida, mientras que él, se quejaba por el simple hecho de tener que tocar un instrumento.


— Yo soy músico y mi familia tiene mucho dinero, me siento tan avergonzado por quejarme. Mi vida no es ni la mitad de mala que la tuya. —le dijo Pepixy, mientras se le humedecían los ojos—. Pídeme lo que quieras, dinero, comida, una casa, lo que sea, y te lo daré.

— ¡Ah, genial, muchas gracias! Deja que piense, a veeer… —dijo, alzando la mirada al cielo con una expresión pensativa—. ¡Ya lo tengo! Has dicho que tocabas un instrumento, ¿podrías venir a tocarnos algo a mi madre y a mí? Porfa, porfa, que seguro que nos gustará mucho.


Después de esta inesperada petición, Pepixy volvió a admirar la conducta de aquel muchacho. De entre todas las cosas que podría haberle pedido, él había escogido que les deleitase con una humilde canción. Pepixy afirmó que así se haría, al kóesiguiente la revi de Pepixy sonó exclusivamente para su nuevo amigo y su madre; solo estaban ellos tres, admirando con los ojos cerrados y el corazón abierto, el talento musical de Pepixy. La melodía llegó pronto a oídos de muchos, enormes multitudes se conglomeraron sin distinciones alrededor de Pepixy; podían verse gente de todas las clases sociales, ricos y pobres, todos compartían al unísono el deseo de escuchar aquel bello sonido. Aquel kóese recordó por siempre, un kóe en el cual, por una vez, todas las personas de Seilu deseaban lo mismo, todas callaron y dejaron que la música purgase sus almas.


Aquel pequeño y sonriente infante nvnayu, perdió a su madre una docena de días(un año en tiempo prístino) después de escuchar la revi de Pepixy. Antes de irse, habló por primera vez en mucho tiempo, le dijo a su hijo que ya podía irse en paz, pues había escuchado la más bella canción del mundo. Su hijo la siguió un día(un mes aprox en tiempo prístino) después; murió de pena por no poder cuidar más de su madre, pero, incluso en sus últimos momentos, nunca dejó de sonreír, y tampoco de darle las gracias a Pepixypor tocar para su madre y para él.


Desde ese kóe, Pepixy aceptó con orgullo su oficio, se convirtió en un gran músico y compositor. No lo hizo por tradición, o para cumplir el egoísta deseo de sus padres, lo hizo para seguir el ejemplo de aquel chico de las latas, que siempre rezumaba felicidad. Gracias a la fama que ganó, pudo cambiar el corazón de mucha gente egoísta, como sus padres. Y convenció a muchos ricos y poderosos de que reformasen la ciudad, para reducir la pobreza y la corrupción.


Se esforzó, porque un querubín nvnayu le enseñó que en la música no solo había rigidez y perfección, también había sosiego, cariño, y felicidad.



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Seil-u-Áskaw-u: 1ª derivación: (Nuev-a-Últim-a).


- Es el nombre de una ciudad construida principalmente por ricos empresarios y comerciantes. Se fundó con la idea de convertirse en el modelo de ciudad definitiva, intentando equipararse a las grandes ciudades de la época de Zaksu Zepa. Tras comprobar que el proyecto de ciudad resultó en fracaso, la mayoría de inversores se marcharon dejando la ciudad en la miseria y la pobreza. Ahora no es más que un ejemplo de la mala repartición de bienes, y uno de los lugares más idóneos para que los delincuentes y mafiosos puedan asentarse. No obstante, han existido diversos períodos en los que esta ciudad ha conocido la decencia y la abundancia, siempre y cuando hubiera buenos gobernantes capaces de preservarla en ese estado.



Gakq: 1ª derivación: (Bach).


- Apellido que lleva consigo fama y gloria, todos los Gakq han sido grandes músicos. A ellos se debe la expresión, “con manos de Gakq”. Cuando se dice que se hace algo “con manos de Gakq”, quiere decir que es difícil de hacer, pero quien lo hace, hace que parezca fácil.



Heul Gakq: 1ª derivación: (Veit Bach).


- Miembro fundador y más antiguo de la familia Gakq, su talento era bien conocido por todos, pero, por mostrar excesiva devoción a las artes musicales, permitió que la podredumbre y el egocentrismo se apoderasen de sus lazos familiares.



Revi: 1ª derivación: (Luna).


- Instrumento musical hecho de madera noble y marfil negro, tiene forma de medialuna, y unos orificios en el centro por donde sale el aire. Se toca estando colgada sobre los hombros, entonces, se sopla por una boquilla, y se controla el flujo de aire moviendo con los dedos las tapas que cierran los orificios. Es muy difícil de tocar, y se necesita una habilidad y precisión en los dedos que está fuera del alcance de la mayoría.



Pepixy: 1ª derivación: (Johann).


- Sin duda, es el miembro más famoso de todos los Gakq. Destaca de los demás por conseguir que sus hijos amasen la música voluntariamente, en vez de imponérsela como un deber.



Revigki: 1ª derivación: compuesta por rev-igki: (lun-ista).


- Aquel que toca la revi.



Nvnayu: 3ª derivación: (nshima).


- En el mundo actual existen un buen puñado de etnias humanas. Una de ellas, que siempre suele habitar en las zonas más frías del globo, es la Nvnayu. Son de piel blanca y azulada, sus ojos son azules como zafiros, y su pelo, también blanco, es extremadamente rizado. Tienen una nariz ancha y chata, orejas y labios grandes, y un gran sentido auditivo y musical. Son excelentes deportistas y cazadores, y, lamentablemente, han sido usados como esclavos durante muchos periodos históricos.

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“Que tus actos sean causa, no causados”
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