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Cuentos y relatos de un nuevo mundo

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Amor III

Una apenada chica hermosa se dirigía a buscar consuelo en los lazos familiares que aún le quedaban, solamente podía recogerse en el placentero abrazo de su anciana abuela. La anciana, vivía a las afueras de un pueblo de agricultores, su casa era bastante grande como para solo pertenecerle a ella; y es que, en el pasado, la casa también había estado ocupada por una familia de no menos 14 miembros. Por todas partes se podían ver manchas de diminutas manos en las paredes, o, dibujos y demás manualidades, que los hijos de la abuela, antaño, traían de sus escuelas.


En aquella gran casa llena de recuerdos, la joven reina le contó sus penas a la anciana. Le contó como el hombre al que amaba se había marchado por su culpa, se había ido para siempre, solamente, para reparar unos errores que ella misma le había achacado. Le contó que era un joven y compasivo rey, llamado Asiok(*), y que ella lo amaba desde hacía ya mucho tiempo. La abuela de la joven la consoló hasta que se calmó y luego le preguntó:


Necoxia(*), querida, no te lamentes más, pues tu madre se entristecería si te viese así. No dejes que la tristeza nuble tu juicio, medita por medio de la razón si tus actos han sido acertados o no. En cualquier caso, nunca te dejes dominar por tus propias emociones.

— Creo que sí, lani(*), he actuado correctamente, supongo que el dolor se me pasará en un tiempo. —dijo mientras se levantaba para salir de la estancia.


La muchacha se alejaba de la anciana secándose las lágrimas, y cuando estaba a punto de salir por la puerta de la habitación, algo la golpeó en la cabeza. Se giró rápidamente, y vio a su abuela sujetando una de sus zapatillas, con intención de hacer otro lanzamiento. Antes de que otro objeto saliese volando por la habitación, Necoxia preguntó sobresaltada:


— ¡Lani que pasa!, ¿acaso he dicho algo malo?

— “Creo”, “supongo” —repitió burlándose de las palabras que habría dicho antes Necoxia—. ¡¿Qué clase de palabras son esas?!, ¿has olvidado como se te ha educado? No puedes dejar sin resolver un problema de esta magnitud, con una simple creencia o especulación. Parece mentira que seas mi nieta, aunque claro, tu madre se casó con aquel delincuente, y algo se te habrá quedado…

— Pero, lani…. Si a mi padre lo criaron unas religiosas —dijo Necoxia, poniendo los ojos en blanco, como si ya hubiesen discutido de eso mil veces.

— No, te lo aseguro, ese chico era una mala influencia. Además, abandonó a tu madre, ¿no?

— Pero cuantas veces te lo tengo que decir —dijo mientras se llevaba una mano a la cabeza—. No la abandonó, murió en una batalla defendiendo el reino y a su familia.

— Va, pamplinas, seguro que se dejó matar aposta.

— Sí, seguro…, vieja loca… —dijo susurrando esto último.

— ¡Pero serás…! —dijo en alto la anciana, mientras le lanzaba la otra zapatilla­—. ¡Qué te he oído!

— Vale, vale, perdón.

— Anda, ven, siéntate. Dejando ese tema de lado, continuemos con lo del chico llamado Asiok, el joven rey del que estás enamorada. Bien, todo lo que me has contado de él parece estar bien, solamente tuvo el fallo de abandonar su reino para buscarte a ti. A ver, no le culpo, tú has tenido la suerte de heredar mis preciosos rasgos y figura. Debes comprender, querida, que a veces a los hombres les es imposible resistirse a mujeres como nosotras. —dijo, mientras se miraba sonriendo en un espejo colgado de la pared, y, fruncía al mismo tiempo los labios como si posase ante alguien.

Lani…, céntrate.

— Oh, sí, perdón. —dijo desviando la mirada del espejo, y volviendo a posar la vista sobre su nieta—. Lo que te pretendo decir es que no solo se han de amar las virtudes de una persona, también hay que saber soportar sus defectos, o ¿crees que a mí me gustaban los ronquidos nocturnos de tu abuelo?

— Pero, ¿y si los defectos no son despreciables?, ¿y si son malos moralmente?

— Entonces, en vez de ignorarlos, ayudas a esa persona a corregirlos, pero, jamás renuncias a tu amor por esa persona. Todo se basa en amar y ser amado, debemos desprendernos del amor solo si es totalmente necesario. Si no es el caso, hay que dar hasta la propia vida para preservar ese amor.

Lani, muchas gracias, me has vuelto a mostrar el camino. —y, sonriendo, dijo— Espero algún kóe ser tan sabia como tú.


Y en un instante, de un salto se puso en pie, salió disparada hacia el recibidor, cogió su ropa de abrigo, y partió, al galope, en busca del hombre al que amaría el resto de su vida.


No tardó mucho en encontrarlo, el chico había seguido por el mismo sendero por el que había venido la primera vez, iba con un paso lento y con la cabeza gacha. Necoxia no podía aguantar más las ganas de abrazar su cuerpo, y en cuanto lo tuvo suficientemente cerca, se lanzó sobre él con sus característicos brutos modales, provocando que los dos cayesen al suelo. Asiok, aun sin saber que le había tirado, pensaba que sería algún tipo de bandido que quería asaltarlo. Tampoco le importaba demasiado, nada podía hacer que su estado de ánimo empeorase aún más. Pero, de repente, su rostro se llenó de alegría al ver que Necoxia estaba a su lado mirándolo.


Ambos amantes, empapados, y cubiertos por abundante barro, se miraron unos instantes y reafirmaron sus sentimientos. Se pusieron en pie, y se abrazaron como si quisiesen fundirse en una sola carne, después Necoxiale explicó que, aunque él haya cometido un error, no era motivo para no estar juntos, y que juntos es como los dos cometerían menos errores. Asiok, más feliz que nunca, le dio las gracias, y le tendió la mano a Necoxiapara subirla al revfcule, y después, se montó él. Necoxiainmediatamente se abrazó a su cintura y apoyó su cabeza en la espalda de Asiok, y juntos, trotaron hasta llegar al reino de Asiok.


Se casaron a los pocos días(meses en tiempo prístino), gracias a esto, los dos reinos se unieron en uno solo, y así ambos reyes podían gobernar como un solo monarca sin descuidar ninguno de los dos reinos. Ambos reinos vivirían una era de prosperidad como no se había visto en mucho tiempo. Y en lo que respecta a la abuela de Necoxia, dio a regañadientes su visto bueno al casamiento, y se mudó a palacio tan pronto como la pareja fue bendecida con multitud de hijos. La descendencia de Asiok y Necoxia todavía recuerda esta historia, pero esta no es la única historia memorable de aquellos por los que mana la sangre de estos dos grandes monarcas.



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Asiok: 1ª derivación: (Eleos).


- Nombre del dios de la piedad y la benevolencia. Aunque también es común su uso en varones humanos.



Necoxia: 1ª derivación: (Feronia).


- Nombre de la diosa que otorga vida a las plantas y árboles, es madre de todo lo verde en la tierra. Muchas mujeres del nuevo mundo portan este bello nombre, en especial en las regiones colindantes al mar Asuluf.



Lani: 1ª derivación: (yaya).


- Término cariñoso para referirse a la abuela de alguien.

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“Que tus actos sean causa, no causados”
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